“LA SALUD DEPENDE DE ESTAR EN ARMONÍA CON NUESTRAS ALMAS”
La medicina convencional trata los síntomas de las
enfermedades con el fin de paliarlos, aliviando de ese modo al enfermo; busca
resolver el problema que está a la vista “atacando” lo que ve, que es la
manifestación de la patología. De algún modo va “en contra” de la situación, si
hay fiebre se receta un antifebril, si hay inflamación un anti inflamatorio, si
hay hipertensión, un anti hipertensivo ¿será la solución?
La verdad es que no, pues solo estamos resolviendo el
síntoma. La única y definitiva solución tiene que ver con buscar la causa de la
enfermedad. Pasándolo en limpio, la medicina convencional es de gran utilidad
para aliviar los síntomas e imprescindible en casos en donde se requiere una
intervención quirúrgica, por ejemplo; solo que no nos brinda la sanación, nada
nos asegura que el problema no regrese, porque no se ocupa de encontrar la
causa del mismo.
¿Podríamos decir que es un virus? ¿Una bacteria? ¿Qué hace
que en medio de una epidemia algunos individuos se contagien y otros no?
El término Holístico se refiere a lo integral, la medicina
holística trata una persona desde el punto de vista global, y esto implica no
dejar de lado ningún aspecto, se tiene en cuenta el cuerpo físico, el cuerpo
mental y además se conversa con quien padece, acerca de las emociones que posee
y hasta como se relaciona con lo espiritual, para, de este modo, tratar de no
perder de vista ningún patrón. El fundamento de esto es que no hay nada físico
que no provenga de una emoción negativa que lo esté generando. Encontrar el
“caldo de cultivo” que propicia el contagio de una enfermedad es esencial para
eliminarlo y de ese modo, la dolencia no volverá.
Es imprescindible lograr una total empatía, quien escucha
debe desidentificarse y ponerse en el lugar de la otra persona. Una consulta
holística debe ser un encuentro de “Alma a Alma”, en donde la entrega por parte
del consultante sumado al deseo de ayudar por parte del terapeuta logren la
conjunción perfecta para llegar a un óptimo resultado.
Dentro de “Terapias Holísticas” incluimos los términos
“complementarias” y/o “alternativas”. Personalmente siempre sugiero que usemos
el término complementarias, ya que suena más armónico, decir que usamos medicina
convencional y “complementamos” con medicina natural es mucho más agradable a
nuestros oídos. Sin embargo la “alternativa” pareciera que obligara a elegir
entre una u otra, y eso no es lo más conveniente ya que en general, luego de
una evaluación, lo mejor suele ser tratar al paciente con ambas, convencional y
complementaria.
Todos tenemos derecho a ser tratados como personas
completas, y no solo por nuestro brazo, nuestro hígado, o lo que fuese. Debemos
ver como sufre el que sufre y que no hay enfermedades, sino enfermos, con lo
cual, es necesario enfocarnos en cada individuo particularmente y ver, sentir,
percibir que es lo que necesita. Luego, a partir de allí, desde el amor y el
respeto, guiarlos hacia su propio proceso curativo, ya que como dijo Albert
Schweitzer:
“Cada paciente lleva su propio doctor dentro de sí. Lo mejor
que podemos hacer es dar al doctor que reside dentro de cada paciente la
oportunidad de entrar en acción.”
Los terapeutas somos educadores, facilitadores del camino
que debe realizar el enfermo, quien debe tomar absoluta consciencia y
responsabilidad de su proceso. Sin su predisposición no lograremos la sanación
ya que esta es el resultado de la completa consciencia del enfermo acerca de su
malestar, eso es lo que activa su propia capacidad curativa.
Lograr unir ciencia y Alma es la clave, si
logramos integrarlas llegaremos al mejor de los resultados: ¡La sanación!